En la adolescencia la vida nos abre la puerta no para ir a jugar, si no a vivir. Hay miles de caminos, encontrar el indicado supone correr riesgos, por suerte, siempre hay héroes dispuestos a correrlos. Son los que hace que el mundo tenga una esperanza. Corazones rebeldes que apuestan a pleno por sus sueños.
“Es normal que bebamos demasiado, es normal que tengamos mala actitud y que queramos follar como conejos… Somos un desastre, yo soy un desastre y pretendo seguir siéndolo hasta los veintitantos, tal vez hasta los 30, y nadie puede quitarme eso”
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